La obesidad es una de las enfermedades
que trae más problemas a lo largo del ciclo de la vida, tanto en lo alimenticio
como en lo psicológico. Lo más preocupante es cuando sea hace presente en un
niño, ya que tanto su crecimiento como el desarrollo de su personalidad se ven
afectados por esta enfermedad.
Muchos expertos definen a la obesidad
infantil como la nueva epidemia del siglo XXI, teniendo en cuenta que es uno de
los principales problemas de salud por los que atraviesan los niños, y también
sus padres.
La Organización Mundial de la Salud
(OMS) alertó que el número de niños con sobre peso aumenta en todo el mundo
cada vez más rápido, y si bien no hay una edad fija donde la obesidad comienza
a desarrollarse, en el 50 por ciento de los casos es antes de los dos años, y
el mayor crecimiento se da en la pubertad.
CAUSAS
La obesidad puede llegar a los niños en
distintas edades, pero según los diferentes estudios los malos hábitos a partir
de la lactancia materna, como alimentar al niño cada vez que llora, teniendo en
cuenta que se puede deber a otros factores, genera sobrepeso a muy temprana
edad.
Hay varias razones por las que un niño
sufre de obesidad, en algunos casos los rasgos físicos son heredados, pero en
la mayoría de los pacientes, se debe al sedentarismo que aumenta y se hace
presente en los hogares del siglo XXI.
En la actualidad, la tecnología es una
de las principales causantes de que haya tal cantidad niños obesos. La
televisión, la computadora y los juegos electrónicos llevan a los chicos a pasar
horas y horas frente a estos artefactos modernos. Lamentablemente, el ocio
sedentario es cada vez más “divertido” para las familias, logrando que el chico
copie lo que hacen sus padres, tanto en la falta de la actividad física como en
el tipo de comidas que se eligen.
Pero hay que resaltar que las cusas por
las que un niño se convierta en obeso, varían de acuerdo a cada familia, cada
hogar y cada contexto en el que el infante se desarrolle.
CONSECUENCIAS
Piscología. El psicoanálisis es una de las corrientes
encargadas de basar los orígenes de la obesidad en las primeras relaciones
madre-hijo, centralizadas especialmente en torno a la alimentación y viéndose
afectado el posterior desarrollo evolutivo del niño y consecuentemente su
personalidad.
En general, las personas afectadas de
obesidad no son bien recibidas por parte de la sociedad, y las grandes
complicaciones aparecen en la niñez, ya que un chico es probable que elija a
sus compañeros de juegos basándose en sus características físicas, y eso lleva
a la burla constante del llamado “gordito” de la clase, derivando en a varias
situaciones de bullying (acoso escolar)
por parte de los estudiantes y produciendo graves trastornos en la
personalidad.
Se ha comprobado
que los niños obesos tienen una mala imagen de sí mismos y consideran ser
inferiores a los demás debido al rechazo que reciben. La discriminación
desencadena en ellos con actitudes antisociales, que conducen al aislamiento,
depresión e inactividad, produciendo un aumento en la ingestión de alimentos,
lo que logra agravar su situación cada vez más. La Licenciada en psicología Agustina Almejún opina que en las
escuelas se “debería implementar
actividades recreativas de convivencia, dando espacios para todos los chicos
puedan estar con otros que no sean sólo sus amigos, pero esto debería surgir
por parte de las autoridades de las escuelas, no de un niño “.
Actualmente la sociedad impone cánones
de belleza que muchas veces son imposibles de alcanzar, en los cuales las
personas deben ser delgadas y todo aquel que no encaje en este modelo
seguramente se sentirá afectado por ello. Sobre todo en el caso de los niños o
adolescentes, ya que es probable que su entorno y compañeros se lo recuerden
constantemente con la burla. El niño va formando su personalidad en base a lo
que ve en la sociedad, y si ésta lo condena a ser un objeto de burla, él se va
acostumbrar a ese trato al punto de auto discriminarse.
“El
apoyo psicológico en niños obesos es sumamente importante, pero no sólo con los
nenes, sino con los padres, que van a ser los transmisores de los hábitos de enseñanzas para sus hijos. En
muchos casos (o la mayoría) hay niños obesos, porque se encuentran en un
ambiente obesogénico: padres sedentarios y obesos, comida de alta densidad
energética en la casa, etc. Por eso el tratamiento psicológico muchas veces se
centra en los padres.”, comenta Florencia Giménez, estudiante de último
año de la carrera de Licenciatura en Nutrición.
Rendimiento
escolar. La obesidad
infantil es un factor muy importante durante la etapa primaría del niño. Además
de crear un problema de personalidad y salud, el sobre peso determina en muchos
casos el rendimiento y la aceptación escolar.
La Licenciada Almejún subraya que el ausentismo en las escuelas y
su rendimiento por parte de los niños obesos se pueden deber a que ellos
consideran al colegio como un ambiente donde
son discriminados y por ende, no se sienten a gusto.
Si bien estos factores pueden incidir en
el presentismo del alumno con problema de peso, según Cristina García, directora de la EES N° 5 de la ciudad de
Miramar, el rendimiento escolar del niño obeso no disminuye, sino que aumenta: “Los niños o jóvenes con problemas de peso
son muy buenos alumnos, ya que la dificultad para relacionarse con los demás
hace que se encierren y refugie en el estudio. Tratan de lograr la aceptación
de sus compañeros siendo un buen alumno y ayudándolos con sus tareas.”
Y luego agrega que gracias a que sus
compañeros le marcan los kilos de más constantemente, el niño obeso hace
grandes esfuerzos para poder ingresar al grupo, hasta llegar al punto de
transformarse en el bufón de la clase o prácticamente servirle al “líder” del grupo.
La aceptación de un niño con
características físicas diferentes lamentablemente siempre fue motivo para la
burla, discriminación o exclusión por parte de sus compañeros, causando que
cada vez haya más bullying en los colegios y fuera de ellos.
“Desde
la escuela, se trabaja conjuntamente con el gabinete psicopedagógico para
implementar distintas estrategias para fomentar la no discriminación,
incorporando lecturas acordes, trabajos grupales para favorecer la integración
del niño obeso y tomando conciencia que la obesidad no es una pavada, sino una
enfermedad”,
explica la docente miramarense.
Salud. La obesidad a temprana edad no sólo
produce un rechazo por parte de los niños en cuanto a lo “estético”, sino que
las consecuencias del sobre peso son mucho más graves. Esta enfermedad, provoca que los infantes se
enfrenten a problemas de salud que suelen tener los adultos, como por ejemplo:
-
Resistencia a la
insulina.
La insulina es una hormona que segrega el páncreas, y permite que la glucosa
entre en las células para luego ser utilizada como fuente de energía. Pero
cuando la insulina no puede entrar, la glucosa se queda en la sangre y produce
la diabetes.
-
Diabetes tipo
II.
El cuerpo si produce insulina, pero o no
produce la suficiente o no puede aprovechar lo que se produce.
-
Síndrome
metabólico.
Es
un conjunto de síntomas (obesidad
abdominal, hipertensión y colesterol, entre otros) que aumentan los riegos de
contraer enfermedades del corazón en niños obesos.
-
Enfermedades
cardiovasculares: Sobre
todo cardiopatía y accidente cerebro vascular.
-
Trastornos en el
aparato locomotor.
En especial la osteoartritis, una enfermedad degenerativa de las
articulaciones.
-
Cáncer. Una
persona obesa tiene más posibilidades de tener cáncer en el endometrio, las
mamas y el colon.
Hay varias soluciones para terminar con
la obesidad en un niño, pero lo más importante es que hay que ser consciente de
que es un tratamiento a largo plazo y no algo en cuestión de días.
Principalmente, hay que realizar un
cambio en la alimentación del niño. Desde pequeños enseñarles y acostumbrarlos
a comer diferentes comidas. Los padres deben asumir la responsabilidad del
tratamiento y facilitarles el esfuerzo a sus hijos, ya que los adultos son la
mayor influencia para el niño.
Según
la Licenciada Almejún, desde
el punto de vista familiar, deben abordarse el tratamiento de nutricionistas y
psicólogos, para explicarle al niño la importancia de una buena alimentación y
darle lugar a una terapia familiar, para lograr “correr” al nene obeso de ese
lugar.
Una forma efectiva de combatir la
obesidad es empezar con los cuidados alimenticios desde pequeños, para así
incorporar la comida sana como un hábito más de la vida cotidiana. Según
nutricionistas, lo adecuado no es prohibir ni retirar alimentos, sino que hay
que disminuir la frecuencia, ya que de lo contrario sólo se obtendrá un rechazo
por parte del niño.